El coche de los helados y
mi perra Candy
A mí siempre me ha gustado disfrutar de un buen viaje en coche,
sobre todo si era en vacaciones con papa y mama. Lo único que me daba rabia es
que nos llamaran las gemelas, no éramos gemelas, pero mi mama siempre nos vestía
igual, por lo que era evidente, que para todo el mundo, era así.
El viaje a granada fue estupendo. Mi perrita Candy siempre asomaba la cabeza por
la ventanilla, ladrando de alegría cuando veía alguna cabra o vaca y a mí me hacía
mucha gracia y no digamos a mi hermana. El día en cuestión mi padre iba por
todo el camino diciendo que teníamos que bajar a tirar la basura a la era. Un campo que se usa para tal función. Bajamos
del coche mi hermana y yo con la perrita
y en seguida reanudemos el viaje a Orgiva. Durante el trayecto mi
hermana comenzó a incordiarme, cuando mi padre prestando atención a la
carretera dijo: el camión de los helados, el camión de los helados. A este con la puerta abierta se le iban
escapando cajas y más cajas del camión. Mi padre aparco a un lado de la
carretera fue entonces cuando nos dimos cuenta de que mi perrita Candy no
estaba, mi padre nos tranquilizó y nos dijo que la perra estaría en el
vertedero. Mientras comíamos los helados
y nuestros vestidos idénticos se manchaban de chocolate, yo pensaba en ese
horrible sitio lleno de olor nausebundo, sin
saber si la encontraríamos o se perdería para siempre en ese horrible laberinto de basuras, donde
las ratas eran más grandes que los gatos. Llore un montón y al llegar, allí estaba, bien restregada por todas aquellas bolsas que ha saber de sus
dueños y sus contenidos.
La perra era una mofeta,
he hizo falta ir con todas las ventanillas bajadas. Mi perra Candy murió de
vieja
Fin
Autora: Jade. Bueno
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